Existen multitud
de factores exógenos que contribuyen a deteriorar nuestra piel: impidiendo su
correcta oxigenación, provocando su envejecimiento prematuro, su
deshidratación, intoxicación, etc.
El estrés, la depresión, fumar, el alcohol y el
café, dormir poco o mal, la exposición al sol, una incorrecta alimentación y llevar una vida sedentaria, son los
grandes enemigos de nuestra piel.
Veamos a
continuación y en positivo diez consejos acerca de nuestros hábitos y rutinas,
cuyo cumplimiento nos permitirá mantener nuestra piel libre de estos negativos
factores y, en consecuencia, más sana, joven y luminosa.
1. Come bien: una dieta sana y equilibrada ayudará a
que tu piel esté radiante. Es fundamental que ingieras las vitaminas
y minerales requeridas
por tu organismo. Una dieta pobre en
nutrientes y vitaminas hará que tu piel se vea opaca y envejecida. Consume
frutas y verduras.
2. Bebe mucha agua: el agua es sumamente importante para
hidratar la piel. De 6 a 8 vasos diarios es una buena cantidad para mantener la
elasticidad, flexibilidad y nivel de hidratación de tu piel.
3. No fumes: fumar perjudica seriamente a la piel. El
tabaco destruye la epidermis, impidiendo que nuestra piel se oxigene y
revitalice.
4. Cuida lo que bebes: el alcohol y el café
deshidratan la piel. La cafeína aumenta la diuresis y puede aumentar la
sudoración. Respecto al alcohol, cuando lo bebemos el nivel de oxígeno en la
sangre se reduce, afectando a la producción de colágeno y haciendo que la piel pierda
elasticidad y firmeza. El consumo de bebidas alcohólicas, especialmente las
destiladas (whisky, tequila, ron, vodka, etc), reduce la cantidad de vitamina A
en nuestro cuerpo, lo que produce envejecimiento prematuro de la piel así como
problemas de sequedad y descamaciones.
5. Duerme bien: si no duermes bien, la piel estará
desvitalizada. Debemos dormir un mínimo de 8 horas al día.
6. Vive la vida con alegría: relájate y diviértete de
forma sana. El estrés y la depresión pueden influir negativamente en la
respuesta inmunológica de la piel, reduciendo la
función de barrera, lo que dará lugar a su envejecimiento, con la consiguiente
aparición de arrugas y aspecto apagado.
7. Cuidado con el sol: exponerte al sol moderadamente
puede ser muy beneficioso, pero si te pasas, puede llegar a ser muy
perjudicial. Es imprescindible evitar el sol directo y usar un buen protector solar, adecuado a cada una de las partes del
cuerpo. El sol, además de envejecimiento, a menudo provoca la aparición de
manchas en la piel.
8. Haz ejercicio: haciendo de modo regular un
ejercicio moderado ayudamos a mejorar la circulación y renovar nuestra piel,
contribuyendo así a reducir el estrés y mejorar la calidad de vida, lo que,
como sabemos, puede influir notablemente en la salud y aspecto de nuestra piel.
9. Limpia la piel: elimina el maquillaje y límpiate
la piel dos veces al día, por la mañana y por la noche. No olvides limpiarte
los ojos antes de ir a dormir.
10. Hidrata y nutre tu piel: durante el día, la piel
está amenazada por la contaminación, los cambios de temperatura, el sol… Es
recomendable, por tanto, hidratarla y nutrirla a diario para protegerla de
estos agentes externos.
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